Una historia jamás contada que ha hecho historia: la línea Cadorna (Las trincheras que previnieron los ataques de Alemania y Austria)
Hoy la línea Cadorna, construida durante la primera guerra mundial, representa un precioso testimonio del pasado, que habla de estrategias militares y cuenta la historia del Alto Varesotto.
"Fue inutilizada pero no inútil". Así escribía el General Luigi Cadorna refiriéndose a la imponente red de fortificaciones surgida a lo largo de la frontera ítalo-suiza que, sucesivamente, les habría robado el nombre. La línea fue construida durante la primera guerra mundial para prevenir un eventual ataque de Alemania y del imperio austro-húngaro. Si la historia nunca ha registrado esa ofensiva tal vez deba atribuirse precisamente a aquellos 72 kilómetros de barreras surgidas entre la Ossola y los Alpes Orobie, compuestos por veinticinco mil metros cuadrados de barracones, con ochenta y ocho refugios para baterías de piezas de artillería, conectados a través de 296 kilómetros de pista para camiones y 398 de caminos carreteros y de cabaña. Un trabajo en el que se emplearon treinta mil obreros y que costó 104 millones de liras equivalentes, aproximadamente, a 150 millones de los actuales euros.
La lógica de construcción se basó en los principios de la ingeniería militar, que busca una armónica integración entre la obra del hombre y el ambiente circundante, para que las construcciones sean menos evidentes a la vista del enemigo. El trabajo era duro y ocupaba toda la semana excepto el domingo. En él participaban hombres, mujeres y niños, empleados hasta diez horas al día y en cualquier condición climática, incluso con la nieve. No obstante el cansancio y las arriesgadas condiciones de trabajo - en el Varesotto la construcción de las barreras se cobró diez víctimas - la construcción de la línea Cadorna tuvo consecuencias sociales positivas sobre el territorio: trabajar en la fortificación de la frontera significaba evitar un destino de emigrante en busca de trabajo y, sobre todo, el frente de batalla Veneto. Se obtenía una paga regular que en el fondo del valle era de tres liras y media al día, cinco para quienes trabajaban en la montaña.
Cuando se firmó el armisticio de Villa Giusti, el 04 de noviembre de 1918, algunas personas todavía se encontraban trabajando en la línea. Posteriormente la misma sirvió como óptima defensa para los partisanos de la resistencia italiana.
Actualmente la línea Cadorna es el fascinante testimonio de una página fundamental de la historia italiana, hasta el punto que, una ley, le ha reconocido su valor histórico-cultural.
Gracias a la obra de las comunidades de montaña afectadas, las fortificaciones del Varesotto han sido restauradas y valorizadas con la designación de seis itinerarios de especial interés histórico, didáctico y paisajístico señalados con específicos rótulos que facilitan su visita.
"Fue inutilizada pero no inútil". Así escribía el General Luigi Cadorna refiriéndose a la imponente red de fortificaciones surgida a lo largo de la frontera ítalo-suiza que, sucesivamente, les habría robado el nombre. La línea fue construida durante la primera guerra mundial para prevenir un eventual ataque de Alemania y del imperio austro-húngaro. Si la historia nunca ha registrado esa ofensiva tal vez deba atribuirse precisamente a aquellos 72 kilómetros de barreras surgidas entre la Ossola y los Alpes Orobie, compuestos por veinticinco mil metros cuadrados de barracones, con ochenta y ocho refugios para baterías de piezas de artillería, conectados a través de 296 kilómetros de pista para camiones y 398 de caminos carreteros y de cabaña. Un trabajo en el que se emplearon treinta mil obreros y que costó 104 millones de liras equivalentes, aproximadamente, a 150 millones de los actuales euros.
La lógica de construcción se basó en los principios de la ingeniería militar, que busca una armónica integración entre la obra del hombre y el ambiente circundante, para que las construcciones sean menos evidentes a la vista del enemigo. El trabajo era duro y ocupaba toda la semana excepto el domingo. En él participaban hombres, mujeres y niños, empleados hasta diez horas al día y en cualquier condición climática, incluso con la nieve. No obstante el cansancio y las arriesgadas condiciones de trabajo - en el Varesotto la construcción de las barreras se cobró diez víctimas - la construcción de la línea Cadorna tuvo consecuencias sociales positivas sobre el territorio: trabajar en la fortificación de la frontera significaba evitar un destino de emigrante en busca de trabajo y, sobre todo, el frente de batalla Veneto. Se obtenía una paga regular que en el fondo del valle era de tres liras y media al día, cinco para quienes trabajaban en la montaña.
Cuando se firmó el armisticio de Villa Giusti, el 04 de noviembre de 1918, algunas personas todavía se encontraban trabajando en la línea. Posteriormente la misma sirvió como óptima defensa para los partisanos de la resistencia italiana.
Actualmente la línea Cadorna es el fascinante testimonio de una página fundamental de la historia italiana, hasta el punto que, una ley, le ha reconocido su valor histórico-cultural.
Gracias a la obra de las comunidades de montaña afectadas, las fortificaciones del Varesotto han sido restauradas y valorizadas con la designación de seis itinerarios de especial interés histórico, didáctico y paisajístico señalados con específicos rótulos que facilitan su visita.