itinerario 1: de Marchirolo al Monte la Nave (Ingeniería militar...en estilo liberty)
La etapa inicial del primer itinerario está representada por la iglesia de San Martino a Marchirolo, que surge en una posición panorámica sobre los restos de un castillo longobardo.
Desde aquí, transitando por un camino de herradura o, en automóvil, por la carretera que partiendo de Marchirolo lleva hasta Fabiasco, se llega a la iglesia de San Paolo y al pequeño convento anexo, desde donde se puede gozar de un panorama sin igual sobre la Valganna, la Valmarchirolo, los valles y los montes del Cantón Ticino y el Lago Ceresio.
Regresando a la carretera, en la localidad Alpe Paci, se emboca un sendero de bosque, donde encontramos una batería de granadas cubierta por un techo de hormigón. Se pueden apreciar las vías de fuga y los nichos donde se custodiaban los suministros y en los que era posible repararse del movimiento de aire en caso de bombardeo.
Como garantía de mayor seguridad, muy cerca hay dos cuartelillos equipados con dobles losetas.
La carretera prosigue hacia el Monte la Nava, donde dos diferentes recorridos conducen a la doble entrada del observatorio. Desde las troneras se controlaba todo el Valle de la Tresa, visión posible gracias a los antiguos campos cultivados, hoy invadidos por la vegetación del bosque. Desde este punto el alto mando corregía el tiro de las baterías de artillería, enviando órdenes y datos a las dos baterías avanzadas por medio de una red de cables telefónicos.
A la entrada del observatorio es posible apreciar un arco de ingreso marcado con falsas dovelas. El cuidado por los detalles refleja el gusto y la habilidad de la mano de obra empleada en la construcción de la línea militar, la misma que, en aquellos años, trabajaba en las obras de los palacetes Belle Epoque del Varesotto.
El recorrido interno estaba dividido en recintos, estrechas aberturas y escaleras que comunicaban con el plano inferior. El agua recogida en alcantarillas específicas se canalizaba, por medio de pendencias artificiales, zanjas y tolvas, hacia cauces naturales inferiores, para no comprometer el equilibrio del terreno y preservar el suelo de la erosión.
Desde aquí, transitando por un camino de herradura o, en automóvil, por la carretera que partiendo de Marchirolo lleva hasta Fabiasco, se llega a la iglesia de San Paolo y al pequeño convento anexo, desde donde se puede gozar de un panorama sin igual sobre la Valganna, la Valmarchirolo, los valles y los montes del Cantón Ticino y el Lago Ceresio.
Regresando a la carretera, en la localidad Alpe Paci, se emboca un sendero de bosque, donde encontramos una batería de granadas cubierta por un techo de hormigón. Se pueden apreciar las vías de fuga y los nichos donde se custodiaban los suministros y en los que era posible repararse del movimiento de aire en caso de bombardeo.
Como garantía de mayor seguridad, muy cerca hay dos cuartelillos equipados con dobles losetas.
La carretera prosigue hacia el Monte la Nava, donde dos diferentes recorridos conducen a la doble entrada del observatorio. Desde las troneras se controlaba todo el Valle de la Tresa, visión posible gracias a los antiguos campos cultivados, hoy invadidos por la vegetación del bosque. Desde este punto el alto mando corregía el tiro de las baterías de artillería, enviando órdenes y datos a las dos baterías avanzadas por medio de una red de cables telefónicos.
A la entrada del observatorio es posible apreciar un arco de ingreso marcado con falsas dovelas. El cuidado por los detalles refleja el gusto y la habilidad de la mano de obra empleada en la construcción de la línea militar, la misma que, en aquellos años, trabajaba en las obras de los palacetes Belle Epoque del Varesotto.
El recorrido interno estaba dividido en recintos, estrechas aberturas y escaleras que comunicaban con el plano inferior. El agua recogida en alcantarillas específicas se canalizaba, por medio de pendencias artificiales, zanjas y tolvas, hacia cauces naturales inferiores, para no comprometer el equilibrio del terreno y preservar el suelo de la erosión.