Itinerario 3: de los Alpes Manera a Ponte Tresa (Viaje dentro de una trinchera)
El tercer recorrido parte de los Alpe Manera, sobre Ghirla.
Los primeros reductos para las piezas de artillería están adosados a una carretera militar en las proximidades del arroyo Bogione. Aquí se conservan los cañones de repuesto que, en caso de necesidad, se transportaban a las plazoletas de ataque en primera línea. Prosiguiendo por la carretera se encuentra la primera batería para granadas formada por cuatro posiciones, todas ellas con la propia vía de fuga. Cada batería contaba con una sigla de reconocimiento y un cubo de hormigón como punto de referencia topográfico. En las proximidades se encuentra una casamata que además de ofrecer alojamiento a los oficiales, servía como depósito de armas, municiones y avituallamiento.
Llegados al pinar de Monte Marzio, se abre una escenográfica panorámica sobre Ponte Tresa, punto estratégico de extrema importancia donde se encontraban todas las baterías de artillería del sector.
A los lados del monte aparece la primera trinchera, con una peculiar trayectoria curvilínea, para interrumpir los tiros a ráfaga y limitar los daños de un eventual movimiento de aire debido al bombardeo. Las baterías de artillería surgen cada 100 metros. La trinchera está punteada con escalerillas para el contraataque, vanos donde custodiar las municiones o el avituallamiento y nichos para cobijar al herido o al centinela que desmonta. No faltaban los servicios higiénicos, equipados con un sistema hidráulico que, aprovechando la pendencia, canalizaba las descargas en una tubería adecuada. La preocupación higiénica, tal como demuestran las numerosas fuentes, era de lo más apremiante.
Desde aquí se prosigue hacia el observatorio de tiro de Monte Marzio, abierto, tanto hacia Ponte Tresa como hacia Lugano y protegido por algunas fortificaciones. Desde esta batería, consultando los mapas precisos proporcionados por el instituto geográfico de Florencia, los oficiales definían las coordenadas de tiro y las comunicaban a los puestos de ataque por medio de una red de cables telefónicos.
Bajando hacia Ponte Tresa, se aprecia la casa de reposo de Agra, en Suiza, donde se concentró el espionaje austro-alemán encargado de este sector. Desde aquí, los enemigos, observando el imponente trabajo de construcción de la línea Cadorna, decidieron renunciar a una maniobra de ataque.
Los primeros reductos para las piezas de artillería están adosados a una carretera militar en las proximidades del arroyo Bogione. Aquí se conservan los cañones de repuesto que, en caso de necesidad, se transportaban a las plazoletas de ataque en primera línea. Prosiguiendo por la carretera se encuentra la primera batería para granadas formada por cuatro posiciones, todas ellas con la propia vía de fuga. Cada batería contaba con una sigla de reconocimiento y un cubo de hormigón como punto de referencia topográfico. En las proximidades se encuentra una casamata que además de ofrecer alojamiento a los oficiales, servía como depósito de armas, municiones y avituallamiento.
Llegados al pinar de Monte Marzio, se abre una escenográfica panorámica sobre Ponte Tresa, punto estratégico de extrema importancia donde se encontraban todas las baterías de artillería del sector.
A los lados del monte aparece la primera trinchera, con una peculiar trayectoria curvilínea, para interrumpir los tiros a ráfaga y limitar los daños de un eventual movimiento de aire debido al bombardeo. Las baterías de artillería surgen cada 100 metros. La trinchera está punteada con escalerillas para el contraataque, vanos donde custodiar las municiones o el avituallamiento y nichos para cobijar al herido o al centinela que desmonta. No faltaban los servicios higiénicos, equipados con un sistema hidráulico que, aprovechando la pendencia, canalizaba las descargas en una tubería adecuada. La preocupación higiénica, tal como demuestran las numerosas fuentes, era de lo más apremiante.
Desde aquí se prosigue hacia el observatorio de tiro de Monte Marzio, abierto, tanto hacia Ponte Tresa como hacia Lugano y protegido por algunas fortificaciones. Desde esta batería, consultando los mapas precisos proporcionados por el instituto geográfico de Florencia, los oficiales definían las coordenadas de tiro y las comunicaban a los puestos de ataque por medio de una red de cables telefónicos.
Bajando hacia Ponte Tresa, se aprecia la casa de reposo de Agra, en Suiza, donde se concentró el espionaje austro-alemán encargado de este sector. Desde aquí, los enemigos, observando el imponente trabajo de construcción de la línea Cadorna, decidieron renunciar a una maniobra de ataque.